Logística
La logística es una de las funciones más esenciales de la gestión empresarial, ya que gran parte del buen servicio al cliente recae en una estrategia logística bien aplicada.
¿Qué es la Logística?
La definición de logística es, según la RAE, el «conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización de una empresa, o de un servicio, especialmente de distribución». Se trata, pues, de aquellos procesos cuidadosamente planificados a través de los cuales se logra abastecer de productos al consumidor en tiempo y forma.
En términos prácticos, esto significa que la planificación logística es el adecuado control de todas las operaciones de un negocio que se relacionan con el proceso de producción, desde el flujo de la materia prima hasta que el producto está en manos del consumidor final.
Tipos de logística
La clasificación de la logística dependiendo de cuál es su uso fundamental. Y, aunque son innumerables, éstos son algunos de los tipos de logística más importantes:
- Logística de aprovisionamiento.
- Logística de producción.
- Logística de distribución.
- Logística de almacén.
- Logística de aduanas.
- Logística de stock.
- Logística integrada.
- Logística inversa.
Objetivos de la logística
El principal objetivo de la logística es ayudar a satisfacer la demanda de un producto o servicio. Esto se logra creando un enlace entre la producción y el mercado; es decir, acortando sus distancias en términos de tiempo y espacio al movilizar los medios disponibles para alcanzar dicho objetivo.
La consideración más importante al efectuar dicho movimiento es que la operación resulte oportuna, eficiente y rentable.
Según si se refiere a conceptos aplicados como la logística empresarial o la gestión logística, los objetivos podrán ser variables. En términos generales, sin embargo, podríamos resumir los objetivos de la logística:
- Vincular a la empresa con sus clientes y proveedores.
- Proporcionar un servicio de calidad.
- Trazar una operación eficiente.
- Optimizar costos en los procesos.
- Aumentar la competitividad.
Al cumplir estos objetivos fundamentales, se consiguen otros beneficios como la mejora en el rendimiento del transporte, la minimización de errores en los procesos y la obtención de una máxima calidad.
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